lunes, 5 de noviembre de 2007

Inspiración en el tren, domingo 4 de noviembre.

Siento el vacío.



El poder de la soledad.


La nula capacidad de un corazón para intentar volver a unir todos los pedazos explosionados por el llanto de la desesperación.



Se quebró mi esperanza al fin.

Largo tiempo mantuve la llama encendida, pero el viento ha sido demasiado voraz.

Nunca creí que el final fuese así.

Ni un por qué; ni tan si quiera una absurda razón.

Tan sólo una palabra: "adiós".

Ni una conversación definitiva, ni una discusión acalorada.

Únicamente un frío y seco "adiós".


El más triste final a la que pudo ser la historia más bonita de mi vida.



Pero mi paciencia llevaba ya un tiempo mermada.

Mi mente intentaba escapar junto a mi cuerpo que a veces lo lograba...


Pero, ¡ah! ¡Las pocas incursiones de mi corazón en nuevas libertades habían hecho tanto daño!


Temerosa de volver con estrenadas ilusiones que nunca se cumplían, me refugiaba en este dolor que me era ya tan conocido y que a veces, sólo a veces, me mostraba chispazos de felicidad en la extinta hoguera de amor que yo me empeñaba en ver ardiendo, sin dejar que mis ojos reconociesen que ante ellos sólo había cenizas.


Luchaba contra el viento, abanderada con la justa causa de la amistad que en principio nos unió, manteniendo siempre la fe en que el amor que al final alcanzamos renacería de nuevo.


Pero nunca se completó el deseo. Nunca al menos por su parte.

Entonces busqué otros ojos, otros labios, otras manos...

En un vano intento de continuar, de buscar la felicidad que se resbalaba entre mis dedos.


Nunca la encontré.

Siempre caía atrapada en un cerca de espinos. Al otro lado: la libertad; tras de mí: las consabidas cadenas de esos ojos profundos e inexpugnables.



Y volvía a su redil. Porque cuando me intentaba alejar, él recogía el lazo y me volvía a aproximar a su campo gravitatorio.

Lo suficientemente cerca como para no poder escapar. Lo suficientemente lejos como para nunca alcanzar su centro.


Siempre ese muro separándonos.



En el desierto de mi vida, donde el único oasis era él, apareció un día la misteriosa tentación del pecado. Y tras poca resistencia, caí ante la aparente promesa de lograr al fin encauzar mi rumbo en busca de la felicidad que creo merecer a estas alturas.


Pero eran ilusiones vanas y fugaces como la arena dispersada por el viento.


Y de nuevo, atrapada en un zarzal, sangran mis heridas, nuevas y antiguas.


Pues no hay vida más allá del muro. No hay camino. Sólo es un descansillo en medio de una estepa plagada de lobos que atemorizan al más valiente de los cazadores.


Y ahí, entre ese remanso de paz en el bosque, y el oasis que mandaba destellos de luz en el agua, me encontré de repente en el filo de la navaja.

Por un lado, ese oasis inalcanzable;

Por otro lado, un camino cortado en mitad del bosque del cariño.



Dejemos el oasis; desandemos el camino. Vivamos tranquilamente nuestra coleccionada soledad.


Ese era mi anhelo.



Pero me dejé llevar por los bellos aullidos del lobo demasiado rápido, sin darme tiempo a mi misma de dejar atrás el recuerdo del paraíso vegetal en medio del desierto.



El oasis se evaporó, pero tampoco podía adentrarme en el bosque a ver qué encontraba.



Así que de nuevo estoy sola, perdida y sobre todo muy agotada de vivir así. De ser tan crédula, tan inocente.


Harta de recibir siempre los palos de las relaciones. Cansada de ser yo la que tras darlo todo acabe llorando.


Tan sólo me queda ahora la rabia.

Rabia por haber sido tan idiota como para hipotecar mi vida en una causa perdida durante estos 5 años.

Rabia por pensar tan poco con la cabeza.

Rabia por dejarme llevar por esa voz.

Rabia por haber dado todo y haber recibido Nada.



Lo único que me consuela pensar es que, a pesar de él, o quizá gracias a él, te he conocido a Ti, y sé que vales la pena...

4 comentarios:

Nienna dijo...

Seler,a veces es mejor un adiós que un "hasta cuando yo quiera"...
Ah,y de sola nada,y mucho menos de hipotecada durante 5 años,que esos nunca volverán,...y que te quiten lo bailao.(el tema hipotecario dejalo para mucho mas adelante,..o mejor,olvidate de él...)
Nienna,la Valier "hipotecada"
Ánimo wapa y a seguir siempre p'alante!!

Selerkála dijo...

Gracias!!

Como dice Bilbo (y Berúthiel me recuerda siempre): "el camino sigue y sigue, y nunca sabes a dónde te puede llevar"
Ni las sorpresas que te depara. Doy fe que tras cada recodo hay una peuqeña alegría esperando ser recogida. Pero hay que saber verla.

Un abrazo wapa!

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Avanyárima: "lo que no debe ser contado".
¿O sí?
Este es mi blog poético, en el que doy libertad creativa a mi mente en una orgía de ensoñación, catársis e imaginación a partes iguales.

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