miércoles, 9 de mayo de 2018

Tan solo

Tan solo quería que fueses feliz.

Me volvía loca tu carcajada, la sonrisa de tu mirada, la alegría de tus manos acariciando con la palma boca abajo, que es como se hacen las verdaderas caricias...

Tan solo quería  ser feliz.

Volver a mirar el sol sin miedo a quemarme, dar volteretas sobre las hojas secas de los árboles, nadar en las fuentes donde los enamorados tiran sus monedas pidiendo un deseo.

Tan solo quería que fuésemos felices... juntos.

La vida nos pedía a gritos que bailásemos, que quemásemos los miedos mientras nos mirábamos a los ojos.

¡Pero tu hoguera se apaciguó tan rápido! De repente sólo tenía el brillo de una cerilla en medio de una noche clara.

Tu amor por mí, capaz de detener la arena que cae de una burbuja a otra del reloj, acabó diluyéndose a saber por qué, cómo y cuándo... mientras te alejabas en silencio de mí, mientras yo te esperaba con ojos ilusionados sentada en la estación de la esperanza, dejándote un espacio que creí libertad, mientras en realidad habías comprado un billete al olvido y no pensabas volver a mi lado.



Te dejé respirar, y lo hiciste, ya lo creo que lo hiciste. Respiraste tan profundo que, embriagado, olvidaste todas las palabras que sacaste de tu corazón para regalarme, todas las caricias, todos los besos y miradas... Respiraste tan fuerte que llegaste al perfume de otro cuello, refugiándote en otro abrazo.

Yo, como una imbécil, apoyé disciplinadamente mi cabeza bajo tu guillotina. Sonriendo, esperaba mientras el destino afilaba la hoja plateada con la que iba a teñir de lágrimas nuestra historia.

Tan apenas pude saborear esas mieles que prometen los cuentos de finales felices; pronto ya no me pertenecían. Las llevaste lejos de mí, cómodamente cerca de ti, para ofrecerlas a otros labios.

Que os aproveche.

Voy a diluir aquello que construí en mi interior en torno a ti, a nosotros.
Voy a romper las cadenas que me atan a tu recuerdo.
Voy a descoserme estas sombras que me pesan...
Y volveré a brillar, vaya que si lo haré.
Y entonces ya nada me podrá parar. Ni tú, ni nadie.


No hay comentarios:

Avanyárima: "lo que no debe ser contado".
¿O sí?
Este es mi blog poético, en el que doy libertad creativa a mi mente en una orgía de ensoñación, catársis e imaginación a partes iguales.

Todos los AVANYARIMA son:

Licencia de Creative Commons Este blog está bajo una licencia de Creative Commons.