jueves, 11 de enero de 2018

Vuelve a caer la arena.

Creemos imposible detener el tiempo.
La locura de esta vida rápida, inmediata, frenética parece no cesar nunca, engullir nuestra energía en su torbellino, y hacernos desaparecer.

Creemos importante detener el tiempo.
Y a veces lo logramos: a través de ese beso, con esa caricia de una mano de nos mima la espalda, dentro de esa mirada que nos sonríe...

Creemos necesario que el tiempo se detenga.
Para recordarnos que respirar ese cuello nos da la vida. Que dejar fluir una carcajada, caminar bajo la lluvia o beber una cerveza fría nos hace sentirnos vivos. Vivos aquí, y ahora. Y fuera no hay nada más. No necesitamos nada más. No ahora.


Creemos que podemos manejar el tiempo.
Pero quizá es sólo una ilusión ahora...
Hoy, la arena vuelve a derramarse. El polvo del camino se levanta distinto para cada uno.


Sin embargo, en medio de todo ese ruido de la ciudad, de esa solitaria multitud que nos acecha... Cruzo los dedos para que no dejen de sonar junto a mí las campanillas de las hadas mensajeras. 

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Avanyárima: "lo que no debe ser contado".
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Este es mi blog poético, en el que doy libertad creativa a mi mente en una orgía de ensoñación, catársis e imaginación a partes iguales.

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